Ámome, quiérome y respétome.

autoestima

                                                                             Por Paul Acosta Rodríguez.


Autoestima, una palabra compuesta por diez grafemas que se ha convertido en los últimos años un término recurrente y socorrido en los cientos y cientos de libros de autoayuda que inundan las estanterías de librerías y bibliotecas de medio mundo y que sin duda, constituyen algunos de los productos más vendidos y, por tanto, consumidos y devorados por el público en general, quienes motivados por conseguir respuestas acerca de quiénes son o cómo sentirse mejor consigo mismos, recurren a éstos.

Una introducción que no pretende ser una crítica ni a este tipo de bibliografía ni a quienes acuden a ella, en absoluto, es tan sólo una puntualización a tener en cuenta. Sin embargo, si le preguntáramos a un grupo de individuos ajenos a la salud mental, ¿sabrán definir en mayor o menor medida qué es la autoestima? Decidido a comprobarlo, me he propuesto realizarles esta pregunta a una serie de voluntarios (familiares, amigos, etc.), cuyas respuestas literales plasmaré a continuación.

Afortunadamente, he contado con el apoyo de varias personas que han accedido a que sus definiciones aparezcan en esta entrada de blog. No obstante, para salvaguardar su privacidad, tan sólo aparecerán sus iniciales y rango de edad. ¡Recuerda! Éste no pretende ser un estudio acerca de qué conoce la población general acerca de la autoestima sino una manera de que el lector pueda hacerse una idea de qué puede entenderse por ésta y es posible que incluso, se asemeje a lo que tú ya pensabas o por el contrario, te halles en discordancia con lo expuesto.

  • I.C. 39 años: para mí autoestima es lo que se valora uno mismo.
  • C.R. 31 años: para mí autoestima es levantarse cada día creyendo que tú vales para lo que sea.
  • N.R. 32 años: para mí la autoestima es la reacción psíquica y emocional que tiene la persona consigo misma y puede influir en su desarrollo psíquico, emocional y físico de diversas formas. Estas formas se procesan según el estado mayoritario en el tiempo de la persona, que esté de forma positiva o negativa.
  • V.R. 62 años: para mí la autoestima quererse a sí mismo, tenerse en consideración como persona y quererse un poquito. Entender que es capaz de hacer las cosas, que nadie te regala nada y que tienes que intentarlo por ti mismo.
  • L.R. 52 años: para mí la autoestima es la seguridad y la confianza que se tiene uno mismo.

Ahora, lanzo otra cuestión directamente hacia quienes leen estas líneas: y tú, “¿qué crees que es la autoestima?” Como ya he dicho anteriormente, es posible que tu concepción de ésta se asemeje a la expuesta por quienes han participado en esta pequeña encuesta o por el contrario, sea distinta. No obstante, lo que sí parece coincidir en cada una de ellas es que se halla relacionada directamente con el amor hacia uno mismo.

Y es que para mi sorpresa, todas las definiciones han acertado de lleno en lo que a esto de la autoestima se refiere y es que para ser más exactos, ésta debe ser concebida como la valoración que uno hace de sí mismo, entendiéndose por valoración la estima hacia su persona, la cual puede fluctuar de un día a otro y pasar, por tanto, de positiva a negativa y viceversa.

Según Rosemberg es un sentimiento hacia uno mismo, que puede ser positivo o negativo, el cual se construye por medio de una evaluación de las propias características


Era inevitable no mencionar a un autor de renombre como es M. Roserberg, creador de unas de las pruebas psicométricas más conocidas y utilizadas para su evaluación a nivel clínico. Sin duda, un instrumento sencillo y rápido que permite al psicólogo obtener una idea de cuál es la satisfacción que la persona tiene consigo misma. No obstante, ésta debe ser tenida en cuenta simplemente como un instrumento de carácter orientativo y contrastarse con otra serie de parámetros, tales como: entrevista clínica, pericia del profesional, etc.

Llegados a este punto y habiendo introducido a la autoestima, debemos destacar y subrayar la importancia de otro concepto que va ligado íntimamente a ésta y es posiblemente, un término igual de conocido que el ya citado. ¿Imaginan cuál es? Sí, efectivamente, el autoconcepto. Y es que éste y la autoestima aunque diferentes, se interrelacionan de manera directa entre sí. Para ello, quien escribe estas líneas considera importante delimitar bien sus diferencias y, sobre todo, aunar sus similitudes.

De este modo, podemos definirlo como la imagen que tenemos de nosotros, es decir, aquella percepción que hemos construido a lo largo de los años y que nos define como persona. Así, y para facilitarle la labor al lector, la autoestima respondería a la cuestión: “¿cómo me siento conmigo mismo?“, mientras que el segundo respondería a:“¿quién soy?”. Como es de esperar, ambos constructos son fluctuantes pero generalmente, suelen ser más o menos estables en el tiempo. Así, la primera tendría un componente más afectivo, mientras que el segundo uno más cognitivo.

La autoestima responde a: «¿cómo me  siento conmigo mismo?» y el autoconcepto a: «¿quién soy?».


Es en este punto donde te invito a que cierres los ojos de forma momentánea e intentes dar contestación a dichas cuestiones, de esta forma podrás conocerte mucho mejor e incluso, conocer senderos personales que hasta ahora habían sido inexplorados.

Es de vital importancia que nos definamos como una persona y todo lo que ello conlleva. Yo mismo, por ejemplo, soy un trabajador, estudiante, hermano, hijo, pareja, tío, etc. Como podrás observar, el término «persona» engloba muchísimos conceptos y todos ellos conforman mi «¿quién soy?«. Es por ello, que entre más posiciones ocupemos en el área vital, más rico y sólido será éste, pues si nos basamos sólo en una es muy posible que se resquebraje cuando exista algún problema. Por tanto, si baso únicamente mi «yo» como psicólogo, además de tener un autoconcepto muy limitado es muy probable que éste se vea flaqueado cada vez que exista cualquier situación poco favorable en mi trabajo.

Pero, por qué hay quienes tienen un autoestima alta y otros, por el contrario baja. Responder a esta pregunta sin alargarme hasta el hartazgo es complicado ya que ahí existen multitud de factores, como la personalidad de cada uno, la importancia que da a los cánones impuestos por la sociedad, etc. Sin embargo, el hecho de que tengamos un «yo ideal» que se aleja completamente del «yo real» genera, sin duda alguna, una incongruencia que se traduce en una baja autoestima y sus características definitorias propias (ansiedad, estado anímico bajo, etc.).

El «yo real» (quienes somos) y el «yo ideal» (quienes nos gustaría ser). Entre más alejado se halle uno del otro peor estará nuestra autoestima.


Entonces, ¿qué debemos hacer para tener un buen autoconcepto y autoestima? A continuación, les presento una serie de recomendaciones que pueden resultar muy útiles:

  • Ten en cuenta y sé consciente de que cada ser humano alberga un mundo en su interior. Por ende, tiene unas características personales y genéticas que lo convierten en alguien único y excepcional. Partiendo de ahí, si queremos mejorar ciertos aspectos de nuestra vida, como: bajar de peso, tener un mejor trabajo, aumentar nuestro círculo social, etc. debemos asimilar de que habrá algunos que se podrán mejorar y otros, que por el contrario, son inamovibles, por lo que tendremos que aceptarlos tal y como son. Por eso, la aceptación es vital en muchos aspectos.
  • Las comparaciones, a pesar de lo que muchos creen, tienen tres finalidades: evaluarnos, mejorar o/y favorecernos respecto a los demás . No obstante, vivir bajo la comparación constante y el escrutinio del resto sobre lo que es idóneo de lo que no, lo es genera en muchísimos casos la necesidad imperante de seguir a la multitud e intentar agradar a los demás, olvidándonos de nuestra verdadera identidad, gustos y motivaciones.
  • Eres un ser global, constituido por muchísimos aspectos, ámbitos o áreas. A lo mejor eres padre o madre, hijo o hija, trabajador o trabajadora, estudiante, pintor o pintora, esposa o marido, etc. Porque consideres que hayas fallado en algunos de ellos no debes creer que no vales. Por ejemplo, si he suspendido un examen de la universidad no me convierte en un mal estudiante y mucho menos, en una persona no válida.
  • Mírate en el espejo, ¿qué ves? Efectivamente, un ser perfectamente imperfecto. Acaba con la creencia errónea de que tenemos que buscar la perfección en todo lo que hacemos o somos. Lo único que conseguirás es que cuando las cosas no sean como deseas te sientas mal contigo mismo. Recapacita, ¿qué es la perfección?
  • Tómate tiempo para conocerte, saber quién eres y qué quieres. Tan sólo tú tienes la respuesta a ello. En ocasiones, nos encontramos perdidos sin saber qué queremos y qué no en nuestras vidas. Ello es normal pero, si persiste a lo largo del tiempo ve a un psicólogo, él te ayudará en tu proceso de búsqueda y bienestar.
  • Repítete a ti mismo: «soy una persona válida y capaz» varias veces al día. En ocasiones somos incapaces de creer en nosotros debido miedos e inseguridades. Trabájalos, pueden superarse. Pongamos un ejemplo, quieres acceder a un puesto de trabajo y cuentas con los requisitos necesarios pero te crees incapaz de llevarlo a cabo. Obviamente, estás siendo tu propia barrera. ¡Derríbala!
  • La autoestima es fluctuante, no siempre nos encontraremos cómo desearíamos. Lo importante es valorarnos, sentirnos útiles y lo que es lo más importante, creérnoslo.

4 respuestas a “Ámome, quiérome y respétome.

Add yours

Deja un comentario

Crea un blog o un sitio web gratuitos con WordPress.com.

Subir ↑